Pienso con los ojos abiertos. Me voy, por dentro, a donde mis pensamientos me llevan. Mis ojos quedan con la puerta abierta, libres de mi conciencia. Tal vez sean esas cosas que mis ojos ven las que, sin pedir permiso (vi luz adentro, estaba la puerta abierta, y pasé), se alojan en alguna parte de mí y después descollan en mis sueños.
Tuve sueños largos. Barcos de papel en las venas del sueño. Soñé una familia, amigos, paisajes, todo desde su primera gestación, regenerándose una y otra vez al ritmo del universo. Todo lo que conozco estaba allí; lo que no, también. Soñé la vida. Tan largas fueron aquellas noches que todo se iluminó en ellas. Tuve sueños premonitorios. Tuve sueños largos.
Espacios vacíos 
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