Lo que llamamos -a veces lo que llaman- arte, al parecer, se ha puesto elitista.
En necesario decir basta y repartirlo como pan entre los pobres.
Mientras más nos alejemos del paradigma, más cerca estaremos, tal vez, del misterio.
Lo que llamamos -a veces lo que llaman- arte, al parecer, se ha puesto elitista.
En necesario decir basta y repartirlo como pan entre los pobres.
Mientras más nos alejemos del paradigma, más cerca estaremos, tal vez, del misterio.